



Comenzamos a caminar con Pablo y su silla y al llegar a la puerta de la comisaría de Olivos sobre avenida Maipú nos encontramos que no podíamos pasar porque de la comisaría estacionan los autos sobre la vereda. Tuvimos que hacerlo por el medio de la avenida con el peligro que eso significa. Entré a la comisaría para hacer el reclamo y decían que no lo podían correr en ese momento porque el vehículo está secuestrado y no saben bien quién lo puso ahí. ¿Será que es el estacionamiento privado del comisario? Me hace pensar eso! Hice el reclamo pero el auto sigue allí.

Estas situaciones te desgastan y generan exclusión porque sabemos lo que nos va a pasar cuando salgamos. Muchos seguimos dando lucha por la igualdad y por eliminar todas estas barreras. Pero hay muuuuuchas personas que se resignan y quedan en el camino, excluidas.
Es muy triste y a la vez me enoja, me enfurece. Tanta ignorancia, tanta insensibilidad, tanta ausencia de sentido común y de empatía. Ojalá nunca les pase. Si alguna vez les sucede, recordarán este relato.
Hoy tengo un día de furia y espero que entiendan el por qué.
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