jueves, 18 de enero de 2018

Relato de un día de furia

Como todos saben (o no) tengo un hermano con discapacidad que se moviliza en silla de ruedas. Hoy lo llevamos a hacer un estudio de deglución a la clínica Diagnóstico Maipú en Olivos. Cuando lo están preparando para comenzar el estudio se dan cuenta que el equipo no puede hacerlo porque la silla de ruedas le queda muy baja. Entre idas y vueltas les sugerí pedirle a mantenimiento un pallet para subir la silla de ruedas y adaptar la situación. El personal si bien tuvieron empatía, carecían de formación alguna sobre el trato a personas con discapacidad motriz. El estudio lo pudimos hacer pero demoramos más de lo previsto.


Al salir de la clínica decidimos tomar el colectivo ya que requiere menos esfuerzo para levantarlo y cargarlo al auto. Nos encontramos con la mala planificación del metro bus de Vicente López (barreras urbanísticas que presenta el metro bus). Tomamos el 59 y cuando llegamos a la parada el colectivo tuvo que parar a 4 metros del cordón porque había un auto estacionado en la parada (conclusión: para bajarlo tuve que hacer el triple de esfuerzo y lo pude hacer gracias al chofer - todavía hay gente que entiende el significado de comunidad).
Comenzamos a caminar con Pablo y su silla y al llegar a la puerta de la comisaría de Olivos sobre avenida Maipú nos encontramos que no podíamos pasar porque de la comisaría estacionan los autos sobre la vereda. Tuvimos que hacerlo por el medio de la avenida con el peligro que eso significa. Entré a la comisaría para hacer el reclamo y decían que no lo podían correr en ese momento porque el vehículo está secuestrado y no saben bien quién lo puso ahí. ¿Será que es el estacionamiento privado del comisario? Me hace pensar eso! Hice el reclamo pero el auto sigue allí.
Ésto que relato es un pequeño paréntesis en la vida de las personas con discapacidad y su entorno cuando quieren salir de su hogar a pasear, a un médico como en este caso o simplemente salir a la calle.
Estas situaciones te desgastan y generan exclusión porque sabemos lo que nos va a pasar cuando salgamos. Muchos seguimos dando lucha por la igualdad y por eliminar todas estas barreras. Pero hay muuuuuchas personas que se resignan y quedan en el camino, excluidas.
Es muy triste y a la vez me enoja, me enfurece. Tanta ignorancia, tanta insensibilidad, tanta ausencia de sentido común y de empatía. Ojalá nunca les pase. Si alguna vez les sucede, recordarán este relato.
Hoy tengo un día de furia y espero que entiendan el por qué.

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