domingo, 8 de enero de 2017

La quimera de la casa accesible

El 77% de los edificios de viviendas tiene barreras difíciles de salvar para personas con movilidad reducida

Esta misma semana una casa accesible alojada en un tráiler ha puesto fin a su periplo de tres meses que la ha llevado por 15 ciudades españolas. Unas 30.000 personas han podido ver desde dentro cómo es una vivienda sin barreras y con un mobiliario que facilita la autonomía de personas con movilidad reducida y diferentes situaciones de discapacidad. La Fundación ­ONCE, junto con el Real Patronato sobre Discapacidad, ha querido significar que vivienda y accesibilidad universal pueden y deben ir de la mano, al igual que sucede con la seguridad o la eficiencia energética.
¿Ha visto alguna vez un anuncio que venda un piso accesible? Probablemente no. "Aún sigue estando presente la idea de que lograr viviendas universalmente accesibles es muy costoso e incrementa el precio final. Por ello, quienes promueven no abordan esta cuestión en profundidad", indica Jesús Hernández-Galán, director de Accesibilidad Universal e Innovación de la Fundación ONCE. Ahora bien, existe una demanda real que crece cada día motivada por la mayor longevidad de la población. Al igual que necesita un trastero o una plaza de garaje, precisa que su vivienda esté adaptada. "Cada espacio e instalación debería ser diseñado y construido para ser utilizado por cualquier persona, de forma autónoma y segura, independientemente de sus capacidades", dice María José Carmona, de la empresa Entorno Accesible.
Según los últimos datos del INE, de los 3,85 millones de personas con discapacidad que hay en España, el 51,5% tiene dificultad para desenvolverse con normalidad, especialmente en las escaleras (43,3%) y baños (29,8%). Y peor aún: del parque de edificios de viviendas existente, solo el 23% se puede considerar accesible. En el resto hay barreras.
La situación es más complicada en las fincas más antiguas. "Hay edificios que, por su antigüedad y sus características técnicas, no permiten suprimir barreras arquitectónicas. Es imposible realizar una rampa de subida al portal, o instalar un ascensor o salvaescaleras", señala Salvador Díez, presidente del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas (CGCAF).
Entrar y salir de casa sigue siendo el primer eslabón fallido. Solo la zona de acceso de dos cada 100 viviendas cumple con criterios de accesibilidad universal, según los estudios de la Fundación ONCE. Es habitual que las rampas que salvan las escaleras estén mal diseñadas, con pendientes que en algunos casos son del 20%, cuando no deberían superar el 10%. Aunque parezca incongruente, el ascensor es otra barrera. Solo el 15% tiene accesos y dimensiones interiores accesibles, comenta Hernández-Galán. "Es más que habitual que la botonera no esté adaptada, que las puertas abran hacia dentro o que no quepa la silla de ruedas", dice Borja Romero, de la empresa Adom Autonomía.

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