domingo, 8 de enero de 2017

Cuando la robótica y los humanos se unen para crear exoesqueletos e implantes

Un recorrido por algunos de los últimos avances tecnológicos buscan trabajar de forma conjunta con los operarios de las fábricas, en el hogar o para recuperar la movilidad con prótesis biónicas

Los robots comenzaron a salir más allá de las fábricas y los laboratorios de pruebas para comenzar a dar sus primeros pasos firmes en la medicina y la asistencia en las tareas repetitivas, sea para levantar una caja varias veces o para dotar a los humanos de una fuerza extraordinaria comparable a la de una grúa.
En Corea del Sur se presentó el Method-2, un llamativo traje robótico fabricado por la firma Hankook Mirae Technology. Tiene cuatro metros de alto y cuatro extremidades que cumplen las funciones de piernas y brazos, en una estructura que cuenta con una butaca para un operador en el centro. Sus creadores señalan que es el primer modelo en su tipo que complementa las virtudes de una estructura robótica con un humano, y remarcaron que también puede ser controlado de forma remota.

Su diseño recuerda a los trajes robóticos de películas como Aliens y Avatar, y la semejanza no es casual: el diseñador del Method-2 es Vitaly Bulgarov, un veterano especialista que aportó sus creaciones en películas como Transformers, Robocop y Terminator.

Panasonic, por su parte, propone un modelo que sigue el contorno de la figura humana, con soportes y motores para otorgarle una fuerza adicional a los brazos y piernas. La compañía japonesa cuenta con diferentes versiones de su traje robótico , que permite ayudar al usuario a levantar cajas muy pesadas, remover escombros en una construcción o en tareas de rescate, y asistir a personas con movilidad reducida.
Las prótesis biónicas son otro claro ejemplo de los avances de la tecnología en el campo de la rehabilitación física y tienen a LUKE como uno de los dispositivos que más llamaron la atención el pasado año. Este brazo biónico fue desarrollado por DEKA, una firma que tiene entre sus filas al inventor del Segway, Dean Kamen y cuenta con el apoyo de la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Estados Unidos (DARPA, según sus siglas en inglés).
El dispositivo permite al usuario controlar los movimientos del brazo biónico mediante una serie electrodos y sensores que interpretan la actividad cerebral del usuario. De esta forma se pueden ejecutar hasta diez movimientos y ayudar a las personas a desarrollar actividades más complejas. Luego de más de 10.000 horas de uso realizadas en diversos centros de rehabilitación de veteranos de guerra, LUKE ya tiene el visto bueno de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para su comercialización.

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